La Patria es nuestra Humanidad en Libertad

 Se presenta en el Primer Concurso Vocacional

 de Artistas y Comunicadores Hispanos

Gabriela Fernández es una joven que crea y cree, en el destino de los pueblos, en la verdad de una herencia, que nos hace ser diferentes, aunque seamos cercanos. Cada ser humano tiene su propia calle, la calle de su historia, la calle sus sueños, de sus amores: la calle de su vida. Un línea recta, con sus señales, símbolos, nuevas capas de asfalto, que no son más, que los aportes más recientes, pero, nada existiría, si abajo, detrás de esta realidad, no existiera la historia real de cada uno, las tradiciones, la educación, la cultura.

Los pueblos son una familia en grande, una célula, que se ramifica, dejando sus huellas, en cada uno. Esa es la obra de Gabriela, un reclamo a no perdernos, sin haber encontrado nuestra base, para quedarnos o volar, con nuestra esencia en los zapatos de una travesía, que no termina nunca.

DIRECTIVA DE COMUNICASIBER.

GENERO PERIODISMO

TEMA CENTRAL «SALVEMOS AL KOUBEK CENTER»

El Koubek Center, un servidor por derecho

Ser un emigrante nos convierte en un inmigrante por antonomasia. Dejamos de ocupar el puesto de la individualidad para conformar la célula única de los que están sin derecho exclusivo ocupando territorio ajeno en país extraño. Entregar la vida, la juventud, los mejores años o los peores momentos no nos categoriza como ciudadanos por nacimiento, siempre aparecerá el legado imborrable de un pasado con otros aires batiendo el rostro, un sonido diferente en la voz y una manera extraña de vivir. Ser un emigrante es andar con la maleta a manera de pasaporte y los sueños como pestañas pegadas al pulgar en el juego constante de quién se queda con la culpa.

No importa de qué región del mundo has llegado, ni que ropa tenias y si ahora tu garganta no recuerda como pronunciar tu idioma nativo, ni siguiera si ya no visualizas las calles que dejaste, los amigos que perdiste en el camino, tú seguirás siendo de donde vienes aunque aún no descubras del todo a dónde vas, aunque celebres fiestas desconocidas y te adaptes a diferentes sabores, olores, expresiones.

Llegar a tierra de otros es un reto y para nosotros los cubanos, una tabla de salvación en medio del océano. Los sin patria, generaciones de cubanos en el mundo, somos esquirlas de un país que se fractura y hunde en su propia mentira, una tierra prometida que dejó de ser una promesa.

Ante la magnitud de un encuentro casual y obligado, con la realidad, descubrimos que existen lugares que son estrellas viajeras en nuestro camino, lunas que nos sirven de balsa, almohadones donde descansar la furia de haberlo perdido todo,  porque siempre el pasado es un martillo sobre nuestras cabezas. Adquirir la categoría de inmigrante, te exige olvidar tu vida anterior como si nunca hubieses reído, gritado, amado, llorado, vivido. Cada ser humano que encuentras a tu paso te regala una lección para la nueva vida,

-Ya no eres nadie- te comentan- olvídate de lo que fuiste, hay que empezar de nuevo.

¿Quién puede creer que sea fácil comenzar una vida nueva? Ahora ya tienes conciencia del dolor, deseos de recordar, ansias de nombrar y la nueva vida te niega, te entrega un listado que debes olvidar totalmente.

En el mundo siempre hay almas nobles que dibujan el sueño de otros y ese fue Koubek , un encantador de sueños, un hombre que supo tener la suficiente fe en el ser humano y actuó como maestro y sicólogo. La mansión que hoy se llama Koubek Center fue refugio de muchos que apaciguaron su dolor con la esperanza de abrir la puerta de las ilusiones, un regalo de humildad y hermandad entre los seres humanos, un detalle que construye las bases del gran edifico, que crea la diferencia entre ser totalmente ajeno o parcialmente diferente.

Un sitio silencioso en medio del bullicio callejero, en el mismo centro de la ciudad, es una clínica de reposo donde descansa la locura de no pertenecer. De esa apacible naturaleza, de donde crece un hogar de amigos y para amigos, brotaron hombres y mujeres que hoy han dejado su nombre y su vida en la tierra que los dejó ser inmigrantes, el país que amplió sus fronteras, para que todos tuviéramos un pedazo de Patria.

Hoy, unas décadas después de nacer este sitio con ilusión, muchos años de trabajo y llanto, escondidos entre sus ladrillos, su futuro es incierto. El Koubek Center, un legado heredado por los inmigrantes, es una puerta que pretende cerrarse, un símbolo que puede morir de soledad e incomprensión. No muere por vejez, ni por inutilidad, lo quieren asesinar, y eso es peor. Una ciudad como Miami, sin este pulmón de conocimiento, puede fenecer, por tuberculosis de derecho.

El Koubek Center necesita de todos, porque su voz es la voz cada uno, un obsequio debajo del árbol de navidad. Esperan por usted, por mí, por todos.

GENERO PERIODISMO

TEMA CENTRAL «UNA CALLE PARA LOS POETAS Y CREADORES»

Epítome de una larga historia sin final

La Calle 8 es una vía que discurre entre el alma y la necesidad, un paseo obligado camino del recuerdo, es el bulevar de los encuentros, un pasadizo a la memoria, un pasaje al pasado. Todas las grandes ciudades llevan en su espalda una historia, que comenzó justo en el punto donde los hombres construyeron el camino de sus sueños.

La Calle 8, la emblemática arteria que recorre el camino hacía el principio, es el tiro de gracia que remata cualquier posibilidad de olvido. Una comunidad entre dos aguas se desplaza como pez por sus aceras, por sus galerías, sus tiendas, sus escondidos motivos, las ferias. Es el corazón de la ciudad sin ser el centro, es un punto, sin grandes bancos que atesoren más allá de la conciencia. La sonrisa de los años que deambulan entre lo pictórico, costumbrista y nueva ola.

Hablar de la Calle 8, siempre en mayúscula por el respeto que su ancianidad nos manda, es disimular entre lo que aún quieres y casi olvidas, es el dominó en plena calle, resguardado por las sombras y las rejas, por saludos y duelos de despedida al viaje largo, al viaje de la vida. ¡Cuántos ya no están!. Hoy no han venido. Sus maletas intactas han quedado con la esperanza de volver a tierra, de conquistar de nuevo la osadía. De poco ha valido la espera, vivir con el sueño en la vigilia, estacionados en la esquina, en la bodega, la “vitrola”, los cuentos con nombre y apellido, con fecha exacta.

Han acumulado, los allí presentes, batallas que son guerras por ganar, en estos huesos que vinieron por sus horas  más eterna y ya están arraigados en la entrega de haber fundado para la Nación, una ciudad. Los colores de un Caribe que ha llegado en la memoria, en imágenes que se vuelcan desde el alma. Un pincel que desdibuja odios, colorea sueños, el drama más común del exiliado.

La Calle 8 es poesía naif o costumbrista, es la expresión sin búsquedas profundas, es un espacio de ayer que es una nada, transportado al presente de la espera. Exactos nombres, compuestos de osadía, emulan con el álbum de las fotos que estrujado llegó en un bolsillo o en  una carta. Los nuevos, no son tan nuevos porque no pueden desprender sus dos caricias, dos idiomas que discuten prominencias como montañas impuestas al camino.

La Calle 8, es el palmar con vicio a tierra, penachos de ron, palmiche de tabaco y música envuelto en el aire del mismo salitre, con montañas, malecón, tinajones o ciénagas. Es el respeto que debe conservarse, mantenerse, perpetuarse porque la vida quedaría trunca para aquellos que viven en el centro de dos aguas, en el corazón de la corriente cerca de la mujer con sus caderas y el hombre me mastica su machismo porque en estas tierras es un delito. Cada emigrante es un niño que ya es joven cuando cruza la ilusión de ser un hombre, cuando deja detrás la palabra en conjunto y comienza a vivir su soledad, su lejanía, al no saber exactamente que sitio  le corresponde en el Universo.

La Calle 8, es un espacio más entre nosotros, que nos habita, con sus aceras, su público diverso. Ella se quedará, cuando no estemos, porque este es su lugar. La calle es un museo y todo lo que guarda es sentimiento. No importa que la miren o la toquen. El flash de una cámara no destruye su estructura. Ella, como una dama eterna, está allí para eso, para ser nuestra, para ser tuya, para ser lo que ya es: solo recuerdos, nueva vida que se bifurca y florece, cada vez que mencionamos su amor, en una palabra y un número par, que comienza por ser una caricia.

GENERO TEATRO

Tema Libre

MONÓLOGO DE LA BATALLA

(Osadía y tradición se enfrentan)

(Una mujer sentada en un banco de parque, con la cartera a un lado, las piernas cruzadas, no excede de los 30 años, vestida a la moda y con acento cubano, su rostro refleja descontento, rabia, su nombre Osadía. Mira al cielo y comienza a hablar)

-Hoy me siento libre, free, así diría si utilizara mi lengua y no la lengua tuya, mi lenguaje y no el tuyo, el habla que me identifica con los míos, con los que están pegados a mis años, ajenos a tus recuerdos que quieres hacer míos. Hoy estoy distante de mis abuelos, el maldito dominó que se me atraganta con cada buche de café amargo, porque con azúcar es más dañino. –

(Toma la cartera, la abre, de adentro saca un monedero, mira su interior y tiene en sus manos las llaves que sacó de la cartera, coloca el monedero dentro, continúa.)

-A ¿donde voy? Yo me pregunto, a donde el espíritu me lleve, donde no existan las preguntas, ni las respuestas, ni las existencias con dos orillas de un mismo lado, ni una historia entre el mar y un cielo ansiado, voy donde las palmas no sean sólo símbolo sino un adorno común de cualquier calle. Voy hacía un lugar diferente al tuyo, a ese sitio tuyo donde se habla y se baila al mismo tiempo, a un lugar cualquiera porque en Miami los días concatenan con mañanas y la noche es solo para lo imprescindible. Una región donde se aprecien los vacíos y no sea necesario llenarlo con la nada de una historia que se habla porque ya se ha vivido.-

(Osadía ha comenzado a caminar, da la espalda como si se despidiera, vuelve sobre sus talones y con fuerza en la voz demostrando su molestia continúa)

–         Quiero celebrar a mi manera, a la manera de la gente que no tiene recuerdos más allá de estas fronteras, no quiero que por mis venas corra más esa mezcla de sangre y grasa de puerco-(hace un gesto de asco)- no pretendo cuidar mi colesterol todo el año para luego sentarme a la mesa con tus memorias, con las memorias de la imprudencia,  y nutrirme de costumbres que me llenan porque sus sabores me acarician. No quiero cortar más con mi cuchillo esa masa que se deja dominar por mi rabieta, ese puerco sutilmente sazonado con las manos de todas las recetas históricas trasmitidas de boca en boca, donde las medidas son: poquitos (hace gesto con las manos, señalando las cantidades en una botella) puñado, tres o cuatro, cosas así que desplazan a una onza, una cucharada sopera. Una pizca es más importante que la frase de mis frascos, ‘al gusto’.

(camina hacia el escenario, se para de frente donde la luz le da sólo a ella)

– Estoy cansada de ese pudín de coco que derrite la lengua cuando pasa porque las papilas gustativas se enamoran de toda su estructura, me encoleriza ese afán de arroz con leche que compite en lo salado y en lo dulce, esos frijoles que ya fueron mezclados con el néctar de lo irresistible- Vuelve la cabeza a uno y otro lado- yo, la Osadía, la que se atreve a todo quiere romper con los esquemas, quiere alejarse, perderse, dejar sobre la mesa el puerco, el arroz, los frijoles, la yuca, los tostones, el dulce, el café, la limonada, las frutas, todo, todo(se lleva la mano a la cabeza y se vira de espaldas, camina)- quiero dejarlo todo y marcharme, olvidar los olores, las fotos en el álbum de la vida. El árbol genealógico se debe romper conmigo- ( se hace silencio, se escucha una música de fondo de Celia)

–         Miami, es casi lo mismo, dicen ustedes, es el calor, el clima sofocante, el mar, la cercanía pero no es igual ¿en qué se diferencia?- (viene caminando nuevamente) ¿ en qué se diferencia de tu Cuba?, si la tierra es tierra donde quiera, si el mar es mar, no más salado, el aire que mortifica y despeina es más sano de este lado- baja los brazos la cartera delante y con la cabeza baja continúa- me duele cuando dices que la extrañas, que no puedes vivir sin esas palmas, que la culpa la tuvo el presidente y yo sé, comprendo que dices la verdad, te entiendo. A ti, que estás  a cada paso del recuerdo. Me hablas de tinajones y los veo a la entrada de la casa entre las dos esquina de una isla que mamá mandó a construir como mensaje que divide mi mundo de tu mundo. Ella fue completa no quiso divisiones, no quiere que piense solo  en regiones, dice que Cuba es una sola, que mi padre es de un lado, ella de otro, pero cuando saborea su boca la arena que siente es la misma, con tierra colorada, con caña, con tabaco, con filantropía, con historia de fantasmas que son güijes, con un panteón yoruba y una iglesia que ustedes adoran con sus santos y yo aprendía a querer cada mañana. Me incomoda- (camina nuevamente hacía el lado izquierdo y señala con el dedo)- me incomoda que por más que grite no tenga fuerzas, he recorrido el mundo, de oriente a occidente, de costa a costa, he escuchado casi todos los idiomas en algunos países me desplazo mientras comunico mis deseos en inglés, mezclo un francés del cual yo no se nada, un italiano que me hace buscar en la memoria los sinónimos que pueda haber en español y ese, el español el idioma que me enseñó a decir mamá, mamá te amo, que me dejó leer los primeros cuentos, ese idioma familiar de las caricias, con el que te digo cada momento, con el que sé rezar, con el que escribo cuando quiero dejar una nota a mis abuelos, ese idioma ha sido mi compañía, mi salvación en algunos casos. He recorrido el mundo y cuando llego y miro a través de los cristales, un cristal que te separa, más fuerte que la altura, desde donde ves disminuir tu ciudad que se parece a esa otra,  entonces en ese instante extrañas tus comidas, tus olores, tus recuerdos tan distantes como la altura que hoy ya te separa. Esa sensación de lejanía debe ser la que tu sientes, ese cristal que te permite ver y no tocar, ahora te entiendo aunque rechazo esta existencia, esta vulgar manera de querernos no me limita a entender que es difícil olvidar aquella tierra, yo conocí lo viejo, lo roído, aquella destrucción en plena etapa, sin embargo, cuando cierro los ojos y huelo el mar con el petróleo acumulado, los castillos, las fortalezas, las esculturas cuando respiro las historia de sus calles que aún mantienen sanos mis pulmones a pesar de la humedad que de ellas sale, cuando le digo a mis amigos los de ahora, que soy cubana, porque a veces me avergüenzo y no lo digo para que no creen que soy de los malos, de los que mienten y estrujan a su pueblo, de los que tu odias y a pesar de todo lo  humano te hacen tus creencias no dejas de pensar que es mejor si se acabaran los días, la existencia de esos que ya no pueden más porque los años le pisan la vida para que no avancen, aunque nunca han avanzado más bien caminado en la línea en retroceso.

Osadía camina, se ríe va a la izquierda del escenario y luego pone cara triste

–         a veces me cuestiono ¿qué serán mis hijos? Soy cubana, criada aquí en este Miami que me acerca y me aleja todo el tiempo, mi esposo es saudí, mi abuelo español, los otros tiene sangre Asturiana y gallega, mis suegros, palestino y libanés y ellos¿ y ellos que son? ¿qué idioma les enseño? Mi madre me dice que solo crea, que confié en Dios que el me protege, que el cuida mi amor y mi familia , yo me pregunto ¿cuál será el idioma perfecto para ellos? Y tengo que seguir pensando soy cubana y nada mejor que saborear mis plátanos tostones, mis frijoles, esa yuca infinita que me suaviza con solo mirarla sobre un plato. Quiero seguir clavándote los ojos y no perderme de ti, ni en ti, porque Tradición eres el encanto, y cuando más lejos estoy yo más te extraño. En el centro de Florencia, paseando la Roma inevitable, entre el lujo opulento de un Dubai que se adueña del mundo con sus ansias, contigo tradición estoy segura por ti puede ser yo, la Osadía, pero vuelvo a tus brazos porque sin ti dejo de cumplir mis objetivos, dejo de sentirte ya tan cerca, eres mi historia, mi álbum fotográfico, mis abuelos, mis padres, mis ancestros, una hermana en Canadá y otra en Brasil, un millón de historias que trifulcan el camino porque sin ti tradición hoy no sería ni quien  soy ni quien fui porque al dejar mi patria si te olvido he dejado de existir en esta vida. A ti yo me devuelvo y no importa si mis arterias se manchan o si engordo pero no soporto, no puedo soportar estar tan lejos porque te extraño, porque no existo. (se sienta en el banco nuevamente, se apaga la luz y el acto acaba.)

FIN

Biografía de Gabriela Fernández

Nace en Cuba, el 14 de diciembre de 1989, a menos de 500 horas de ser declarado el “período especial”, una de las etapas más difíciles de la población cubana. Unos días antes había terminado el juicio-simulacro, que culpaba, con sentencia de muerte, al “General Ochoa” y otro grupo de militares, por traición a la patria. Vivió hasta los 10 años, en Cuba, de donde salió rumbo a España, en el año 2000. Residió 11 años en Miami. Es graduada de High School y de Cosmetología, y aspira a conseguir su título de maestra primaria, mientras camina por el mundo, de la mano de la tradición de su pueblo y de una historia nueva, que la obliga a compartir y conocer otras verdades y amar la suya, con gran intensidad. Ahora se encuentra de viaje por Europa, especialmente en Italia.

Gabriela Fernández  es un inicio de lo que las nuevas generaciones comienzan a crear. Una de sus primeras presentaciones, para el público hispano, es el evento que acaba de convocar Comunicasiber.

YA PUEDES VOTAR POR GABRIELA FERNANDEZ, EN LA COLUMNA DERECHA INFERIOR, en el blog http://www.comunicasiber.wordpress.com

Miami, 27 de abril del 2011.

Comentarios en: "La joven periodista Gabriela Fernández nos dice que «todas las grandes ciudades llevan en su espalda una entrañable historia»" (1)

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